DOMUND
El sol se alzaba en el horizonte de una pequeña aldea en algún rincón olvidado de América Latina. En medio de la humedad y el calor, un grupo de niños correteaban entre las casas de adobe, risas y alegría en sus rostros. Pero a pesar de la aparente felicidad, la necesidad se cernía sobre la comunidad. Los misioneros eran su única esperanza.
El Padre Luis, un hombre de mirada profunda y manos curtidas por años de trabajo incansable, se encontraba en una modesta iglesia. La devoción en sus ojos era inquebrantable, su fe en Dios lo guiaba en su misión. Los bancos de madera estaban llenos de mujeres, hombres y niños, todos agradecidos por su labor y apoyo. El ambiente era de gratitud, pero también de preocupación.
El Domund, la colecta mundial que sostenía a las misiones, era una fuente de esperanza para el Padre Luis y su comunidad. Aquel día, con un folleto en la mano y el corazón lleno de pasión, él habló sobre la importancia de los misioneros y el Domund.
"Los misioneros son como faros en medio de la oscuridad", comenzó el Padre Luis. "Vienen a tierras lejanas, a lugares donde la necesidad es abrumadora, y traen consigo la luz del amor y la esperanza. No son solo predicadores de la fe, son médicos que curan el cuerpo y el alma, son maestros que educan a las mentes jóvenes y, sobre todo, son amigos que comparten el peso de las cargas de quienes menos tienen."
Mientras el Padre Luis hablaba, la mirada de los presentes se tornaba solemne. Recordaban los momentos en que los misioneros habían traído medicinas, alimentos, educación y, sobre todo, consuelo en tiempos de sufrimiento.
"El Domund, esa colecta que muchos de ustedes hacen con tanto sacrificio, es lo que hace posible nuestra labor", continuó el padre. "Con esas donaciones, los misioneros pueden seguir llegando a los rincones más remotos del mundo, brindando apoyo a aquellos que lo necesitan desesperadamente. No subestimen el poder de su contribución, por pequeña que pueda parecer. Cada centavo marca la diferencia en la vida de quienes están sufriendo."
Los ojos de los fieles brillaban con renovado entendimiento. La importancia de su apoyo quedó clara. Sabían que, a pesar de sus luchas cotidianas, el Domund era una oportunidad para extender la mano a quienes no tenían voz ni recursos para pedir ayuda.
Al final de la misa, se llevó a cabo una colecta especial para el Domund. La gente contribuyó con lo que podía, algunos billetes, otros monedas. Aunque la cantidad recogida era modesta, sabían que, unida a las donaciones de miles de personas en todo el mundo, marcaría una diferencia significativa.
Los misioneros continuaron su labor, y la comunidad del Padre Luis se fortaleció con la certeza de que, gracias al Domund y al apoyo de personas solidarias, podrían enfrentar juntos las dificultades que la vida les presentaba.
En ese rincón olvidado de América Latina, donde la necesidad era abrumadora, los misioneros y el Domund eran la luz que nunca se extinguiría, una esperanza renovada en medio de la adversidad. Esa comunidad comprendió que, sin importar cuán lejos estuvieran, los misioneros eran un puente de amor y solidaridad que unía a las personas en todas partes del mundo. FIN
He elegido esta historia porque me parece que explica muy bien la función de domund y el valor que tienen las personas que en vez de vivir pensando siempre en ellos , deciden ayudar a los más necesitados.
Evidentemente lo que acabáis de leer no es un testimonio ni nada por el estilo y también sé que la mayoría de gente que va a ver esto ni se va a plantear la opción de informarse y apoyar la causa de Domund. Pero lo que si le pido a las personas que están leyendo esto es que aunque no estén dispuestos a ayudar al menos reflexionen con esta historia y se den cuenta de la suerte que tienen al saber que al llegar a casa ,después del trabajo o del colegio, tienen un plato de comida caliente, una casa con un techo en condiciones, los demás caprichos que pueden comprarse… Así que la próxima vez que pienses que algo es injusto o te quejes de algo recuerda que eres muy afortunado, y no solo por tener mejor calidad de vida que algunas personas si no por el simple hecho de estar vivo. Es por eso que quiero que te preguntes cuál es tu misión, y no te estoy hablando de tus objetivos profesionales y lo que quieres ser de mayor, te hablo de un objetivo más grande. Espero que te haya dado qué pensar lo que acabas de leer y además te dejo unos links por si quieres informarte más sobre Domund
https://domund.es/
https://www.youtube.com/watch?v=9sQECwBd0IU
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